miércoles, 17 de noviembre de 2010

Zetetic y el Pseudoescepticismo según Marcello Truzzi

Ya comenté en un entrada anterior cómo Marcello Truzzi, profesor de sociología en la Eastern Michigan University, abandonó decepcionado el CSICOP apenas un año después de contribuir a su fundación.
Sin embargo, eso no le desanimó del todo e intentó seguir llevando a la práctica su manera escéptica de abordar los fenómenos supuestamente anómalos. Volcó su atención en la edición de la revista Zetetic Scholar y en la dirección del Center for Scientific Anomalies Research.

Este abordaje sensato e inteligente de lo extraño, abierto al debate crítico y constructivo entre todas las partes implicadas, puede verse en las páginas de la mencionada revista cuya consulta y descarga online se puede hacer en esta dirección: http://www.tricksterbook.com/truzzi/ZeteticScholars.html


Marcello Truzzi


Como ya quedó señalado en un post anterior, a Truzzi le debemos atribuir la frase de que afirmaciones extraordinarias, requieren de  evidencias extraordinarias. Buena prueba de su carácter personal incrédulo ante la casuística insólita. Sin embargo, el mismo tono exigente demostró ante aquellos que se autocalificaban de escépticos y que, en su opinión, habían traicionado el verdadero sentido de la palabra. Por ello, reivindicó el concepto más primitivo del término griego Zetetic, a la vez que profundizó como sociólogo en la postura radicalizada que mantenían muchos presuntos epígonos del escepticismo actual. Para caracterizar su modo de pensar y actuar, Marcello Truzzi acuño el vocablo Pseudoescepticismo cuya definición y desarrollo dejó reflejado en este artículo:  "On Pseudo-Skepticism" en The Zetetic Scholar, N° 12-13, 1987. Una traducción al castellano del mismo puede encontrarse aquí. Aunque merece ser leído al completo, conviene al menos incluir a continuación algunos de sus planteamientos más esenciales:

A lo largo de varios años, he condenado el mal uso del término "escéptico" para referirse a quienes cuestionan las afirmaciones sobre anomalías. Lamentablemente, el término ha sido abusivamente utilizado de esta forma tanto por partidarios como por críticos de lo paranormal.

Dado que -en términos correctos- "escepticismo" se refiere más a la duda que a la negación -incredulidad en lugar de creencia-, los críticos que adoptan la posición negativa en vez de la agnóstica, pero siguen autodenominándose "escépticos", son de hecho pseudoescépticos y, según creo, han ganado una falsa ventaja usurpando ese título.

En ciencia, la carga de la prueba recae en quien hace la afirmación, y cuanto más extraordinaria es ésta, más pesada es la carga de prueba que se le debe exigir. El verdadero escéptico toma una posición agnóstica, según la cual no se rechaza una afirmación sino que considera que ésta no está probada. Se afirma que el defensor de aquella afirmación no sustentó la carga de la prueba y que la ciencia debe continuar construyendo su mapa cognitivo de la realidad sin incorporar la afirmación extraordinaria como un "hecho" nuevo.

Pero si un crítico afirma que tiene evidencias para una refutación, es decir, que tiene una hipótesis negativa -asegurando, por ejemplo, que un aparente resultado psi era en realidad un resultado espurio derivado de los procesos de control o de análisis- entonces está haciendo una afirmación y por lo tanto también debe lidiar con el peso de la prueba. A veces, los críticos hacen afirmaciones negativas bastante extraordinarias -por ejemplo, que un OVNI era un plasma gigantesco, o que alguien en un experimento psi obtiene pistas mediante una capacidad anormal para captar sonidos que pasan desapercibidos a los oídos normales-. En tales casos, el crítico que afirma también debe lidiar con una carga de prueba más pesada que la que se espera normalmente.

Los críticos que hacen afirmaciones negativas, pero que erróneamente se llaman "escépticos", frecuentemente actúan como si no tuviesen absolutamente ninguna carga de prueba sobre ellos, aunque tal posición sólo sería apropiada para el escéptico agnóstico o verdadero. Una de las consecuencias de esta situación es que muchos críticos parecen creer que basta con presentar una argumentación fundada en la plausibilidad de su contra-afirmación, sin necesidad de presentar evidencias empíricas.

Suelen apuntarse otros rasgos generales del pseudoescepticismo, extraídos de éste y otros artículos escritos por Truzzi, tales como:
  • La tendencia a más bien negar que a dudar.
  • Usar una doble vara de medir en sus análisis críticos.
  • Emitir juicios sin una completa investigación.
  • La tendencia a desprestigiar más que a investigar.
  • Uso de ataques ad hominem.
  • Presentación insuficiente de evidencias o pruebas.
  • Referirse peyorativamente a los que proponen determinada disciplina como «promotores», «pseudocientíficos» o practicantes de «ciencia patológica».
  • Al censurar, asumir que no es requerido el deber de la prueba.
  • Hacer contraargumentos no comprobados.
  • Contraargumentar basándose en lo que parece más razonable o plausible en vez de en la evidencia empírica.
  • Insinuar que una evidencia poco convincente es un fundamento para descartarla.
  • Tendencia a descartar «toda» evidencia.

La relación de los escritos de Truzzi de dónde se han extraído estos rasgos pueden consultarse aquí: http://gl.wikilingue.com/es/Pseudoescepticismo

En mi opinión, y sin necesidad de caer en ningún culto a la personalidad, sí que creo que Marcello Truzzi puede ser un buen ejemplo de dos planteamientos interesantes:

  • Detectar y criticar las prácticas pseudoescépticas no implica aceptar ciegamente la existencia de lo paranormal. Truzzi era un convencido incrédulo en estas materias.
  • Dudar ante la veracidad o falsedad de un fenómeno anómalo, no es síntoma de debilidad mental, ni tampoco supone darlo por auténtico y demostrado. Es sólo el comienzo de la búsqueda empírica, científica y rigurosa de su verdadera entidad objetiva. La duda no anticipa la verdad o la mentira de ninguna cosa, sólo nos pone en guardia y vigilancia ante unos sucesos. Es, por consiguiente, una suspensión del juicio hasta que evidencias y argumentos de mayor calidad confirmen o rebatan lo acontecido.

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